La época actual de crisis en la que vivimos, es un punto de inflexión, un momento decisivo en el que aparecen tensiones y señales desestabilizadoras que obligan a considerar la necesidad de un cambio de rumbo. La crisis del urbanismo actual nos lleva a cuestionar la validez de sus modelos de crecimiento.
La tendencia contemporánea al consumismo se apoya fundamentalmente en la idea de “usar y tirar”. Queda justificado ya que “sale más barato tirar y hacerlo de nuevo” que reutilizar. Hay que plantearse si el valor económico es el valor que debe dominar el urbanismo y la arquitectura.
El crecimiento de la ciudad contemporánea se ha apoyado en la idea de expansión superficial. Su esfuerzo se ha desarrollado hacia áreas periféricas, de escasas referencias naturales o urbanas, y por lo general, de reducido conste de urbanización. El ciclo ”consumo de suelo – amortización – abandono” ha conducido a que barriadas residenciales, áreas industriales e incluso centros históricos queden desfasados e inútiles en su respuesta a los servicios de calidad que la ciudadanía demanda. Se han convertido en lugares no atractivos y por tanto, no rentables para cualquier inversión del capital privado. En su lugar, las inversiones se dirigen hacia áreas de expansión periurbanas a la ciudad, de nueva creación, que se ven favorecidas por una normativa apoyada en criterios de crecimiento extensivo, que no facilitan las actuaciones de recuperación de lo ya construido. Se produce, como con secuencia inmediata, el abandono parcial de estas áreas que, con la ausencia de inversiones y renovaciones, ven como concentran en ellas las clases sociales con menos recursos y más desfavorecidas.
Frente al ciclo habitual de consumo de suelo: nueva construcción-amortización-abandono, es conveniente plantear alternativas de reciclaje de suelo ya urbanizado, considerando éstas como áreas de oportunidad que eviten la expansión arbitraria de la ciudad. Introducir nuevas premisas de intervención y a través de reconocer las muchas cualidades de la ciudad contemporánea, dar respuesta a la necesidad de desarrollo social del individuo dentro de su ámbito urbano, su derecho individual a perdurar, en condiciones urbanas apropiadas en el barrio donde ha crecido, y la adquisición progresiva de servicios y dotaciones que la ciudad debería aportar a cada rincón de su dominio.
El tema de reciclaje de barriadas, plantea una búsqueda de nuevas estrategias de acción sobre la ciudad que se basan en el concepto de reciclaje de infraestructuras arquitectónicas, entendidas como el “inicio de un nuevo ciclo a partir de lo ya construido”, complementando y potenciando lo existente como respuesta a sus necesidades. Una acción de reciclar, reusar por encima de demoler y construir de nuevo. Generar una nueva oportunidad al suelo ya ocupado a través de una posible revitalización de lo existente. Además se da respuesta a la necesidad de desarrollo social del individuo dentro de su ámbito urbano, el modo de vida de los habitantes, las necesidades del entorno urbano inmediato y posibilidad de transformación en un futuro.
Se pretende generar un cambio cultural en un barrio marginal, a favor de nuevos valores como son la calidad de vida, el trabajo, la salud, la cooperación, el respeto, la enseñanza y el aprendizaje… todo esto a través de la arquitectura. Dotar a un barrio de una nueva imagen arquitectónica de mayor calidad, con una mejor solución constructiva, precisa y perdurable que aporte sostenibilidad, eficiencia energética a través de la ecología.
Los objetivos básicos del proyecto, son pautas que se deberían adoptar como esenciales para la arquitectura futura:
-Reciclaje del suelo urbanizado y de las edificaciones existentes como alternativa del consumo de suelo-amortización-abandono.
-Actuar sobre realidades existentes, no crear urbanizaciones fantasmas, sino aprovechar vacíos urbanos o edificaciones de oportunidad para adaptarlas a las demandas sociales.
-Regenerar y adaptarse a las nuevas condiciones de vida, hacer intervenciones sistemáticas sobre lo existente para poder reducir la emisión global del sector de la construcción al planeta.
-No gentrificar, sino intercalar usos, reordenar espacios urbanos y que la sociedad sea distribuida con equidad entre todos; sitios habitables y de calidad donde la gente no quiera marcharse.
-Aprovechar parcialmente los materiales constructivos de los edificios existentes y reducir el consumo de energías. Uso de nuevos materiales y sistemas constructivos de alta eficiencia energética y poco contaminantes.
-La naturaleza como principio básico a respetar y cuidar. “La tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra”
PFC_Reciclaje de barriadas: "Dicen que ahora seremos eco-barrieros"
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